Los resultados del 21-D de las elecciones catalanas, han mostrado una radiografía de la situación en Cataluña en la que los datos son interpretados de la siguiente forma:
Cs consigue ganar las elecciones, pero no podrá gobernar a menos que pacte una alianza entre PSC+PP+Comu Podem, cosa que no se hará.
Con lo cual, los próximos gobernantes serán JuntsCat+ERC sin sus líderes anteriores al 21-D, puesto que, Puigdemont no podrá pisar suelo español y Junqueras no será excarcelado así por las buenas.
Por lo que, se equivocan ciertos escritores de opinión que en diversos medios de comunicación han publicado que Rajoy ha cometido un error convocando las elecciones del 21-D tan rápidamente.
La velocidad de la convocatoria de las elecciones solo ha supuesto para el Gobierno un sacrificio de su propio partido en Cataluña, pero salvando del caos al Estado de Derecho y a la Nación española.
¿Por qué?
Muy sencillo, la advertencia del artículo 155, ha calado en toda España. Los proindependentistas alzan la voz con frases tales como «hemos ganado a Rajoy» o «hemos ganado a España», están equivocados, solo ha sido la primera advertencia aplicando un 155 blando.
Cataluña será restaurada cuando JuntsCat+ERC nombren a un nuevo líder que presidirá la Generalitat catalana, es en ese mismo instante cuando dichos partidos tendrán que reeditarse para salir de sus ideas fantasiosas de la independencia si quieren seguir en el poder catalán, de no ser así y volver a repetir el 1-O, solo conseguirán la aplicación del 155 duro, conllevando esto a la extinción total de las competencias adquiridas en Cataluña que provocará, un formateo con reinicio desde 0 de la Comunidad Autónoma.
¿Qué pasará con las empresas fugadas?
Las empresas, volverán a Cataluña siempre y cuando se les garantice que no volverán las elucubraciones entorno a su “bien estar” en tierras catalanas, de no ser así, no volverán, dando esto como resultado un empobrecimiento de la población catalana a un ritmo galopante.
¿Y con la sociedad catalana?
Tarde o temprano, los catalanes verán, que la normalización en sus vidas será la mejor vía para apaciguar y restaurar la vida cotidiana en Cataluña junto con la española, y que vivir en una eterna mentira, no solo acabará haciendo daño a todo el mundo, sino que causará un enquistamiento en la historia del que no se podrá salir o acabará por defenestrar a una gran parte de la población, que no llevará a ningún lado.
¡Mucha fuerza y ánimo!
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