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Dña. Serezade Enguídanos Seguí, es pedagoga especializada en ámbito empresarial, creadora y coordinadora de proyectos de carácter social.
Un buen líder, forma equipo con los mejores.
Actualmente es inevitable la existencia de rivalidad y competitividad dentro de un mismo grupo de cualquier índole, pero es en la política donde esto se aprecia con verdadera relevancia y a veces con envidias, recelos y cierto revanchismo, y más hoy en día donde los procesos de regeneración empiezan a encauzar su camino en busca de nuevos líderes, nuevas imágenes con aceptación general, un nuevo discurso y una nueva forma de hacer política.

La formación de esos nuevos líderes junto a un equipo renovado, nos lleva en muchas ocasiones a encontrarnos en una situación donde los partidos políticos se ven divididos internamente tanto a nivel nacional, regional y local. Y así, lo hemos podido ver en el PSOE donde la mayoría del equipo dejaba de lado a su líder y se posicionaba en la búsqueda de brindar la abstención al PP para evitar unas terceras elecciones.
Todos estaremos de acuerdo, y más los que estamos dentro del ámbito político, que en las bases de los partidos se encuentran personas muy válidas para formar parte de ese nuevo equipo que abandere la regeneración, militantes de diferentes edades y profesiones capacitados para crear nuevos proyectos, comunicar, analizar, dialogar y tomar decisiones en situaciones complicadas.
Teniendo eso en cuenta y partiendo de la idea que el ser líder de un equipo no significa que sea el mejor, sino aquel que reúne junto a él a los mejores, sería absurdo pensar que éste quisiera formar un equipo con aquellas personas que no pudieran hacerle sombra, en definitiva, que no fueran mejor que él o ella. Pero un líder es líder no solo por sus conocimientos, sino también por su carácter, su personalidad o por sus capacidades comunicativas y quizá en muchas ocasiones se comete el error de querer estar enfrente de los mejores y unirse a los que nunca podrán igualar aptitudes y actitudes a las suyas.
Un verdadero líder sabe cómo trabajar con su equipo para poder guiarles en busca del mejor bien común deseable, además de dar ejemplo y ser congruente en su apariencia, comunicación y comportamiento.

Debemos tener en cuenta que por un lado, el líder político será valorado por el tiempo que haya dedicado a la ciudadanía, es decir, por su humildad, sus visitas a las diferentes comunidades, su agradecimiento a través de fotos y redes sociales, pero por otro lado, también será valorado por la elección de su equipo, ya que las decisiones que tome el grupo, también influirán en la vida de todos los ciudadanos.
Un ejemplo de ello, lo veremos este primer jueves de noviembre, donde como ya comunicó el pasado sábado el nuevo Presidente del gobierno Mariano Rajoy, elegirá a los próximos ministros. Y sinceramente, creo que todos los españoles queremos que elija a los mejores profesionales en cada área, así por ejemplo, hemos visto en estos pasados días que uno de los problemas que se presenta en la ciudadanía nos viene dado desde la Ley Educativa, por tanto, el Presidente deberá buscar al mejor profesional capacitado para llevar a cabo la reforma consensuada de una Ley que mejore el sistema educativo español y que el proceso de enseñanza-aprendizaje sea de calidad.
Por lo tanto, y a sabiendas que la regeneración está de aquí a un paso, señoras y señores encaminados a ser los nuevos líderes políticos, no se confundan en querer ser un “influencer” en redes sociales y céntrense en liderar y formar parte de un buen equipo capacitado para sacar adelante un proyecto que implique para su partido político el dar pasos firmes hacia el futuro desde una evolución, tecnológica, económica, social y educativa, y olvídense de crear ninguna “catarsis revolucionaria”, porque aunque esto pueda funcionar a corto plazo, a medio y largo plazo sería un grave error con un coste político y social muy elevado.
Se avecinan tiempos de cambios donde seguro van a tomar predominante posición el control dialéctico y el saber estar, será necesario el manejar acuerdos y consensos entre partes antes antagónicas y para jugar en esos “campos del futuro”, ya no sirven familias ni nombres propios, un líder precisa tener a su lado al mejor equipo posible y saber contar con la experiencia del pasado para en el presente preparar un futuro mejor.